Hacía mucho que no levantabas el pie del acelerador y mirabas a la ciudad con otros ojos. Sienta bien pedalear hasta tu destino bajo la cálida luz natural y con la brisa rozándote la cara.
Enhorabuena. Estás aportando tu parte para combatir la contaminación. Estas cuidándote. Estas haciendo las cosas de otra forma y disfrutando de la autonomía que te proporciona una bicicleta urbana.
Sigue así. A tu ritmo.